lunes, 20 de febrero de 2012

el quinto

Voy subiendo por la vieja escalera, cada escalón pequeño y desgastado me acerca más allí. A ese lugar. Donde el tiempo no existe y se respira paz. Ya voy por el primer piso, sigo dando vueltas por la vieja escalera, segundo, tercero. Una pausa para respirar. Un resquicio de luz se cuela por la claraboya, una esperanza que alumbra final feliz del trayecto. Cuarto... Ufff, me asfixio, sin duda fumo demasiado. Quinto por fin. La puerta está abierta, el rellano resplandece de sol. Y dentro... ella, la alegría intima de ver a mi hija en su casa feliz.

No hay comentarios: